“Y este es el amor, que andemos según los mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en verdad y amor, como vosotros habéis oído desde el principio. Tengan cuidado de no perder lo que hemos logrado con tanto trabajo.Ser diligentes para que reciban una recompensa completa. Todo el que se desvía de esta enseñanza no tiene ninguna relación con Dios; pero el que permanece en la enseñanza de Cristo demuestra una relación genuina con Dios.” 2 Juan 4, 6, 8.
Escuchamos muy seguido que se habla de la verdad y del amor en nuestro mundo, pero pocas veces se practican. Desde las familias, gobierno, comercio, la gente pasa por alto y batalla para ser reales y genuinos en amor, buscan usar palabras para alcanzar sus objetivos. La deslealtad, traición es común y la integridad y la credibilidad son especies en peligro de extinción. Se tergiversa el sentido de las palabras y se saca de contexto, pasan a ser simples herramientas para fomentar el ego. Y para una gran cantidad de personas les es difícil creer en la palabra de alguien. Esto, con respecto a la verdad.
¿Y qué decir acerca del amor? El mundo está lleno de: canciones populares, fechas con tradiciones, tarjetas con estereotipos de amor, novelas románticas, medios de comunicación. Todo esto está buscando inundar el alma de las naciones.
El amor que Dios nos ha dado para que manifestemos es desinteresado, atento, generoso, y dispuesto a morir si fuera necesario. Anhelamos amar y ser amados. Cristo es la antítesis de los valores de este mundo con la falsedad y egocentrismo, porque él es la verdad y el amor en persona. Así que todos los que decimos seguirle debemos dedicar nuestra a vida a seguir, vivir la verdad, emanar amor y que el amor sea un estilo de vida en nosotros.
Leer la segunda carta de Juan solo toma algunos minutos, pero su mensaje permanece y para siempre. Así que, propongámonos ser personas de verdad, de amor y obediencia al Señor.
Devocional por:
Bianca Corrales
Presencia Viva.
Pereira, Colombia